Lo
que les voy a contar a continuación es
una leyenda muy vieja y muy conocida, y todo remota a que se creía que los científicos
asociados al nazismo querían crear algo increíble y majestuoso que demostrara
su superioridad, y se les ocurrió la creación de grande platillos voladores, y
suena muy irreal pero el caso es que si existió un proyecto asociado con este
gran platillo volador, así que mejor iniciemos.
Todo esto ocurrió cuando a tres personas,
Von Sebotendorf, Klaus Haushofer y Dietrich Ehkart, se les vino la idea de
crear una gran sociedad llamada “Thule” la cual tenía el propósito de encontrar
el gran elixir de la vida que vendría siendo la gran fuerza más poderosa de
todas, el Vril, de ahí viene su nombre, y este surgió de la novela del
británico escritor Edward Bulwer “Vril: el poder de la raza venidera”, la cual
era una raza subterránea superior al ser humano, y adivinen quien fue uno de
sus líderes, si que adivinaron, el gran Adolf Hitler, quien era bastante
conocido por su gran interés por el ocultismo.
Conforme se desarrollo el partido
Nacionalsocialista o mejor conocido como partido Nazi, Hitler quiso que se
encontrara una fuerza muy extraña llamada “Fuerza anti gravitacional” la cual
en si es una gran fuerza que al ser comparada con la gravedad es la misma, pero
en vez de ser atractiva es repulsiva, imagínense la gran fuerza que tenían que
crear y sumándole la tecnología que tenían anteriormente, esto les daría una
gran desventaja, pero aún así hay teorías que dicen que si lo lograron
construir y que floto por primera vez en 1934, y sus posibles padres pudieron
haber sido el doctor Schumann y el ingeniero Wochum.
Lo interesante de estas naves circulares
que funcionaban con energía anti gravitacional era que dependiendode la
potencia que tenían podía cambiar su color y desaperecería el contorno de la
nave de manera óptica, sus colores podían variar a naranja, o verde, blanco,
amarillo, azul o violeta, y si en realidad se hubieran usado en la guerra, solo
imagínense lo que hubiera sido tener que derrumbar una nave circular la cual
cambia de color y desaparece su contrno a simple vista, sería un gran martirio.
Algo malo que le sucedió a estas grandes
naves circulares fue que a pesar de su gran avance tecnológico de su época,
casi no llamaron la atención de muchos líderes políticos, pero eso no impidió que
estos proyectos de naves circulares se tiraran a la basura, ya que el
departamento de la Sociedad SS, animado por los recientes logros tecnológicos
del Vril-1, quiso crear sus propias versiones.
Estas nuevas versiones usaron como
referencia el motor del Vril-1 para poder construir su propio motor llamado “Thule”
y a finales de 1938, crearon su propia versión la cual era una nave circular de
dimensiones muy reducidas la cual era propulsada por unas hélices, lo cual fue
un poco raro, ya que ellos tenían en sus manos un motor anti gravitacional y lo
cambiaron por unas simples hélices, y en 1939, después de tantas versiones y modificaciones
se creó la primera nave espacial llamada Haunebu-1, y en comparación con este
nuevo prototipo, el Vril-1 se quedaba corto, debido a su gran complejidad y
motor más pequeño y eficiente, llegando al fin de la versión Vril-1.
No podemos comprobar en sí su real o
ficticia existencia, pero lo que si podemos comprobar era que si se
desarrollaron programas y planos de estas colosales máquinas, dejándonos absortos
de la gran necesidad del Partido Nazi por una fuerza superior a la de los demás
seres humanos.
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